lunes, 18 de mayo de 2009

“Photoshop” no, la verdad

Ángel Aldaz Góngora

Elegir siempre es un paso difícil para todos, sobre todo cuando la elección se hace con la mirada puesta en quien nos llevará a cumplir un objetivo común.

Por eso es importante considerar todas las consecuencias de nuestra elección en todo momento, es vital, nos transforma y mueve nuestro rumbo. Una decisión mal tomada daña a todos.

Ejemplos hay muchos. Preocupa que en estos tiempos de cambios en la política los menos interesados en hacer el cambio sean los ciudadanos, quienes tienen el poder de decidir el rumbo de un estado, de una nación.

En esta teoría de la política que implica al ciudadano encontramos elementos que demuestran que la mercadotecnia es la que hoy traduce la política en “lo mejor”, “lo moderno”.

Con esto no digo que la mercadotecnia sea mala, sino que está por encima del bien común y sustituye a la política verdadera.

Para decidir nuestro voto, necesitamos conocer a las personas que se ofrecen como candidatas. En ese sentido, los ademanes, la ropa, el arreglo personal, el “Photoshop”, los regalos, las sonrisas, los gestos, las promesas falsas y la actuación no nos ayudan a tomar la decisión final.

En cambio, conocer a la persona, sus compromisos cumplidos, sobre todo personales, nos dará una mejor visión de a favor de quién debemos inclinar la balanza.

Está comprobado, quien es honesto en la familia, con los amigos, en cualquier lugar o circunstancia, lo será ante el compromiso del poder. Quien en su vida se conduce con la verdad, en el lugar donde esté, nos garantiza que siempre hablará y le podremos creer casi a ciegas.

Quien ante los problemas demuestra capacidad para resolver sin trampas, de frente a la verdad, nunca cambia. En cambio, quien es “bandido” en lo personal, será “bandido” en lo público siempre.

Por eso los candidatos deben demostrar su trayectoria familiar y personal, y compararla con la pública que dicen tener, para convencer a los ciudadanos de que son la mejor opción. Hoy lo que menos interesa son las “caras bonitas”, buscamos a alguien con principios firmes y sólidos, con valores.

¿De qué sirven las promesas vacías y las dádivas si al final, como hemos sufrido cada cambio de gobierno, todo se olvida? Lo sabemos, tristemente el poder vence. Una persona congruente, ecuánime, trabajadora, honesta y justa, que ha dado y da resultados en cualquier ámbito de su vida, empezando por el personal, dará resultados efectivos.

Quien sólo golpea por sistema, ténganlo seguro, hará lo mismo al gobernar, pues ése sólo busca alcanzar un “premio” para que al final se olvide del ciudadano.

Como sucede con los artistas —que al parecer es lo que pretenden los partidos al vendernos “imágenes bonitas”—, la vida privada no se puede desligar de la pública, porque es precisamente esa parte privada la que mejor puede calificar y sustentar a quien hace ofrecimientos.

¿Por qué no hablar claro y de todo, incluyendo los fracasos, las omisiones, los proyectos truncados y los pecados personales? Quien pueda hacerlo logrará la mejor campaña de todas las que hasta ahora hemos atestiguado.

Los puntos sobre las íes Ahora que arrancó la contienda electoral el gobierno calló casi por completo los problemas que tiene pendientes. Y en el asunto del presunto intento de soborno a alcaldes panistas, muchas cosas se pueden decir, pero hay un dato muy extraño y revelador: las dos horas que duró la reunión; pareciera un exceso de tiempo para darse cuenta de lo que pretendían hacer con ellos. Quizás 15 minutos o media hora en lo que se llegaba al asunto principal pudieron ser suficientes para salir del lugar y denunciar de frente lo sucedido. Pero no fue así. La “política” se escribe en renglones realmente torcidos y Dios no tiene nada que ver.— Mérida, Yucatán.

Fuente:www.yucatan.com.mx

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