Cifras y lágrimas
Marcelo Pérez Rodríguez
El PRI y la gobernadora estuvieron de fiesta. Una magna festividad para celebrar el segundo año del arribo de Ivonne Ortega Pacheco al Palacio de gobierno. Esto era lo esperado por la gobernadora: música, baile, artistas, reflectores, aplausos, vítores.
El ego de la gobernadora se muestra una vez más. La presunción de ser la protagonista, la exaltación de la personalidad, de sentirse halagada, de mostrarse en hipil, bailar, tomarse las fotos y sentir de cerca a los invitados principales fue lo más importante, el “informe ciudadano”, a segundo término.
La diversión y el espectáculo pueden hacer olvidar a los ciudadanos las cifras dadas y los objetivos no logrados. Si no cuadran las cifras mencionadas con anterioridad a las dadas en el informe en el programa Cobijar no importa, son omisiones de tipografía, errores al sumar. Los zapatos, los cobertores, las chamarras, no son interesantes.
Lo primordial, lo trascendental son los pasos que dejan huella de la gobernadora al bailar la jarana con su madre o alguna cumbia con el artista galán del momento. Eso importa, ese circo que se monta con derroche del presupuesto. Los artistas de la TV y del teatro que vienen a acompañar a la mandataria, las fotografías de la gobernadora que saturan la visibilidad del ciudadano.
Si las cifras no cuadran en el “informe ciudadano” ya luego se justificarán. Si no hay estadísticas o se mencionan obras de la Federación como hechas por el gobierno estatal, pues ya se declararán que fueron confusiones al redactar el documento oficial.
El interés de escuchar el Informe de la gobernadora se trastoca por un interés de diversión. Ivonne Ortega Pacheco quería su magna fiesta. Que acudan los miles de “acarreados” o los interesados a esta fastuosa vaquería. Que la vean como la mandataria que camina y camina, o baila y baila sin descansar, y si su cuerpo se cansa su corazón le recordará el compromiso que tiene con los ciudadanos de mejorar la salud, la educación, el campo, de otorgar seguridad, cuentas claras e incluso de pagarle a los profesores de Carrera Magisterial.
Es más, en este segundo informe se dio a conocer en el futuro cercano otros espectáculos similares al realizado en Chichén Itzá. Los protagonistas cambiarían, los lugares tal vez no. Pero no se habló de las cifras económicas que causan dudas en el informe del espectáculo de Las Mil Columnas. Las que tanto se han cuestionado y criticado.
Pero la falta de estadísticas, las cifras que no cuadran, los objetivos no obtenidos en estos dos años de gobierno, la pobreza en el campo, el otro Yucatán que no muestra la gobernadora no importan mucho, son nimiedades. Lo importante es la fastuosidad de la festividad, la alegría desbordante de la gobernadora, su estilo para bailar, su porte, las fotografías “maquilladas”, los vítores.
Sin embargo, el gentío, los artistas invitados, ese calor humano hicieron una vez más que la gobernadora se emocionara, que las palabras en determinado momento se quebraran en su garganta, que las lágrimas cayeran sobre sus mejillas. Tal vez su corazón le avisó a la gobernadora su compromiso con los ciudadanos y el Estado.
El segundo informe fue una fastuosa festividad donde vimos el circo montado. Mucha fiesta, poca claridad en las cifras dadas, muchas lágrimas, pero muy pocos objetivos logrados. Después de esta magna vaquería, esperemos que la gobernadora nos informe, ahora sí, con seriedad los avances en la entidad y lo que no se ha logrado.— Mérida, Yucatán.
marpero53@yahoo.com.mx
jueves, 6 de agosto de 2009
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